Duelo, el arte de soltar

Según el fundador de la Teoría del Apego”, John Bowlby, el duelo ante una pérdida está relacionado con los vínculos afectivos estrechos que establecemos, en definitiva, con los apegos.

No todas las personas vivimos los duelos de igual manera, en gran parte dependerá del apego que tengamos a lo que perdemos.

El apego es un vínculo afectivo que, como tal, implica sentimientos que se refieren a la figura del apego y así mismo. Una adecuada relación con la figura del apego conlleva sentimientos de seguridad asociados a su proximidad y contacto, y que su pérdida genera angustia.

“Cuesta soltar aquello que amamos, duele sentir que ya no somos amados, pero en ese dolor estamos creciendo y madurando, y si aprendemos a soltar estamos dejando atrás una parte de nuestra historia y empezamos a abrirnos a lo diferente, a lo desconocido. Dejar ir, es la clave, no es fácil, no es simple: Duele…”. Jorge Bucay

El duelo es una de las experiencias más duras por las que tenemos que pasar un ser humano. En la mayoría de las veces, cuando escuchamos la palabra DUELO, enseguida nos viene a la cabeza la pérdida por fallecimiento de un ser querido. Pero el duelo abarca mucho más que eso.    

Las pérdidas pueden ser variadas: pérdidas de personas, ya sea por fallecimiento de seres queridos, abortos naturales o provocados, separaciones, divorcios… Pérdidas de mascotas por cualquier causa. Pérdidas de posesiones (casas, coches, negocios, herencias…), de un trabajo, de un estatus social y/o económico, incluso cuando alguien tiene que dejar su lugar de origen por la búsqueda de un mejor destino, ya sea por temas laborales o económicos, guerras, exilios políticos… Pérdida de capacidades ya sean físicas y/o mentales como es el caso de la persona a quien se le amputa algún miembro del cuerpo. Pérdidas de las etapas de nuestra vida: menopausia, la jubilación, la adolescencia… Otras pérdidas como la pérdida de la libertad ya sea por encarcelamiento, secuestro, malos tratos, prostitución, sectas… 

No todas las pérdidas generan un duelo y no todos los duelos son iguales. Esto dependerá de cómo gestionemos nuestras emociones, de nuestros recursos o variables psicológicas como es la autoestima, o incluso de nuestras creencias limitantes acerca del dolor, del sufrimiento, de los apegos…

Aunque en los momentos de pérdida vamos a tener el apoyo de nuestros seres queridos e incluso de algún terapeuta, cualquier duelo debe afrontarse en soledad y con recursos propios. Nadie puede llorar por nosotros, nadie puede afrontar por nosotros, nadie puede sentir dolor por nosotros… Es una tarea que sólo nos compete a nosotros, que requiere de un tiempo y que ese tiempo se alargará todo o que nosotros queramos alargarlo.  

Para ello es importante ser conscientes de lo vulnerables que somos ante las pérdidas, de nuestras creencias limitantes ante el dolor y la expresión emocional y de los apegos materiales y emocionales que nos manejan.  “En la propia vulnerabilidad está nuestra verdadera fuerza”

“Los duelos… duelen. Y no se puede evitar que duela. Ciertamente pensar (o darme cuenta) de que voy hacia algo mejor que aquello que dejé, es muchas veces un excelente premio de consolación, una pequeña alegría que compensa el dolor que causa lo perdido.                                   Pero atención: COMPENSA pero no EVITA, APLACA pero no CANCELA, ANIMA a seguir pero no ANULA el dolor”. Jorge Bucay

Al igual que hemos visto los diferentes tipos de pérdidas, vamos a nombrar los diferentes tipos de duelos (profundizaré en este tema en otro artículo): duelo anticipado, duelo sin resolver, duelo crónico o duelo patológico, duelo ausente, duelo retardado o congelado, duelo inhibido, duelo desautorizado y duelo distorsionado. 

Mencionaré la existencia de muchos estudios sobre las etapas del duelo. Uno de los más conocidas es el de la psiquiatra Elizabeth Kübler-Ross. Ella se basa en que existen 5 etapas en un duelo: negación, ira o cólera, depresión y aceptación (profundizaré en este tema en otro artículo).

La aceptación, última etapa del duelo, te llevará al aprendizaje. Y no hay mejor sabiduría que las experiencias vividas desde el corazón.

Si te sientes incapaz de gestionar o soltar tu duelo por ti mismo, recuerda que me tienes a mí para acompañarte. ¿Te animas?

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